ROBOTS EN EL CINE - AÑOS 80
1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Las Tres Leyes de la Robótica de Isaac Asimov.
La inteligencia artificial siempre ha sido un tema recurrente en la ciencia-ficción, bien sea plasmándola en androides, robots varios, naves espaciales o supercomputadoras. Dentro del séptimo arte encontramos numerosos ejemplos de seres artificiales que ya forman parte de la historia del cine, ya sea adaptando populares novelas del género o produciendo guiones originales.
WALL•E –entre otros robots del film de Pixar- ha sido uno de los últimos y más entrañables robots que han aparecido en pantalla, pero muchos antes que él han dejado su huella en nuestra memoria cinéfila.
En esta primera entrega de este especial “Robots en el cine” se hará un breve repaso de los robots más memorables de la década de los 80. Probablemente no estén todos los que son, pero si son todos los que están, o por lo menos, los más populares.
1. T-800 / 2. T-1000
T-800: Creado por la supercomputadora militar Skynet, el Cyberdyne Systems T-800 modelo 1.0.1 es un cyborg programado para matar humanos. Su endoesqueleto creado a base de una hiperaleación y su recubrimiento de tejido humano le permiten infiltrarse entre grupos humanos sin ser detectado. Únicamente los perros pueden distinguir a un Terminator, de ahí que la resistencia del futuro utilice a los canes como guardianes/vigilantes.
T-1000: SKYNET: T-1000 es un modelo más avanzado compuesto por una polialeación mimética de metal líquido que junto a un nanochip integrado le permite autoregenerarse y modificar su aspecto imitando objetos o personas.
Estos dos cyborgs se convirtieron en la mayor pesadilla de la familia Connor (madre e hijo). Dos máquinas de matar casi indestructibles aparecidos en las dos excelentes películas –ya de culto- de James Cameron.
Las mentes calenturientas y poco imaginativas del Hollywood actual tuvieron la insensatez de crear una poco intimidante Terminatrix en la mediocre tercera entrega de la saga. La inminente cuarta entrega a cargo de McG (responsable de las nefastas películas de Los Ángeles de Charlie) puede ser la que finalmente hunda en la miseria el personaje creado por Cameron o por el contrario, quién lo haga resurgir de sus cenizas.
Por otro lado, actualmente tenemos en antena una serie de televisión que sigue las andanzas del personaje de Sarah Connor (
Terminator: Las crónicas de Sarah Connor) y que a mi juicio es bastante insípida y aburrida (a juzgar por su primera temporada)