I
La fascinación por la imagen en movimiento fue el detonante para el nacimiento del cine. Sesenta años más tarde, también lo sería para el del primer videojuego: Spacewar! (MIT, 1962). El germen de ambas formas de arte fue la experimentación tecnológica. En sus inicios, no entraron en consideración inquietudes artísticas. Solamente con los años arraigaron los conceptos de historias con cierta duración y personajes con los que el espectador/jugador pudieran identificarse.
De igual forma, el desarrollo de la experiencia auditiva en cine y videojuegos se vio entorpecido en sus orígenes por las limitaciones técnicas. Sin embargo, mientras que la música de cine ha evolucionado hasta devenir un elemento plenamente integrado en las imágenes y, más aún, un ámbito apreciado en sí mismo por el grueso del público, la música de videojuegos todavía no ha alcanzado un reconocimiento similar.
La fascinación por la imagen en movimiento fue el detonante para el nacimiento del cine. Sesenta años más tarde, también lo sería para el del primer videojuego: Spacewar! (MIT, 1962). El germen de ambas formas de arte fue la experimentación tecnológica. En sus inicios, no entraron en consideración inquietudes artísticas. Solamente con los años arraigaron los conceptos de historias con cierta duración y personajes con los que el espectador/jugador pudieran identificarse.
De igual forma, el desarrollo de la experiencia auditiva en cine y videojuegos se vio entorpecido en sus orígenes por las limitaciones técnicas. Sin embargo, mientras que la música de cine ha evolucionado hasta devenir un elemento plenamente integrado en las imágenes y, más aún, un ámbito apreciado en sí mismo por el grueso del público, la música de videojuegos todavía no ha alcanzado un reconocimiento similar.