El Salón del Libro de la capital francesa, donde Argentina fue el país invitado, dedicó una jornada a los dos gigantes de la literatura latinoamericana.
Borges y Cortázar, dos de los más grandes y reconocidos escritores latinoamericanos, protagonizaron el 23 de marzo dos de los momentos más esperados en el Salón del Libro de París: el homenaje a Julio Cortázar por el año de su centenario y la presentación de un libro con material inédito sobre la amistad entre Jorge Luis Borges y Victoria Ocampo.
El acto central de recuerdo al autor de Rayuela (1914-1984) se celebró en el gran pabellón que Argentina tiene como invitado de honor a la feria y reunió a los críticos Noé Jitrik y Mario Goloboff, la escritora Rosalba Campra y los editores de Cortázar en Francia y Argentina.
“Hay que leer a Cortázar con precaución, porque después el mundo cambia, o cambia el modo en que vemos el mundo”, dijo Campra. “El mundo puede volverse cortazariano. No son muchos los autores que han dado con su apellido en un adjetivo: sólo hablamos de kafkiano, borgiano, cortazariano”.
La profesora y teórica de la literatura definió el efecto que tiene la lectura del maestro argentino: “Rompe lo que él llama ‘la gran costumbre', lo que nos pone una gran venda ante los ojos y no nos deja ver la carga de misterio que hay en todas las cosas”.
Extremadamente meticuloso
Desde una perspectiva editorial, la argentina Julia Saltzman (Alfaguara) aseguró que se venden cada año 50.000 ejemplares de obras de Cortázar. “Es algo a tener en cuenta cuando se dice que es un autor que atrasa, que ya no se lo lee”.
También repasó la vinculación de Cortázar con sus editores. “Era extremadamente meticuloso en todo lo que hace a sus ediciones. También en el aspecto gráfico. Cuando una correctora le mandó una prueba con unas comas cambiadas, él le escribió diciéndole que no estaba dispuesteo a que le cambiaran su manera de respirar”.
El francés Roger Grenier, miembro del comité de lectura de Gallimard, señaló que la editorial trabaja con Cortázar “a largo plazo”. “No queremos un best-seller, sino un long-seller. Trabajamos para la posteridad, para el futuro”.
Jitrik inscribió la obra de Cortázar en “la idea de escribir con precisión, con fuerza, compitiendo con la gran literatura” que según el crítico inauguró el propio Borges, mientras que Goloboff discutió sobre la relación de Cortázar con París y las diferentes etapas por las que pasó, de lo fantástico a lo metafísico hasta lo social.
Distintos homenajes
Cortázar, que vivió en París desde 1951 hasta su muerte, fue uno de los grandes protagonistas en esta edición del Salón del Libro, la mayor feria literaria de Francia y una de las principales del mundo que comenzó el jueves y terminó el lunes 24 de marzo.
Antes del homenaje, el programa de Argentina como país invitado incluyó ya diversas conferencias y proyecciones centradas en el autor. El pabellón argentino exhibe además la bitácora de Rayuela y un gran mural pintado por el dibujante Miguel Rep con escenas de la vida y la obra del autor.
Argentina presentó también una nueva edición con material inédito de Diálogo con Borges, un libro publicado originalmente en 1969 en el que Victoria Ocampo (1890-1979) reunió conversaciones, cartas y fotos familiares con Borges y registró una amistad que sería decisiva para la literatura argentina e hispanoamericana.
Una edición mejorada
“La nueva edición incluye, además de los diálogos y fotos originales, otras nuevas que han permitido ampliar y dar una referencia mejor y entender un poco más los matices del diálogo entre Victoria y Borges”, explicó en la presentación Ubaldo Aguirre, director de la Editorial Sur.
Victoria Ocampo fue una de las grandes intelectuales argentinas del siglo XX y fundadora de la mítica revista “Sur”, pilar esencial del rico intercambio cultural entre América Latina y Europa a partir de la década del 30.
“Fue una mujer vanguardista en el más amplio sentido del término”, definió durante la presentación María Kodama, viuda de Borges y prologuista del volumen. La experta francesa Odile Felgine recordó que “Argentina era en ese momento, de la misma forma que hoy, una cantera literaria notable” y describió a Ocampo como “gran responsable” de esa riqueza gracias a la actividad de Sur y las tertulias que la autora organizaba con los intelectuales más importantes de la época.
El volumen, publicado también en francés por Éditions Bartillat, se convierte así en el retrato íntimo de una amistad histórica. “Ninguno se somete a otro, cada uno mantiene su libertad y hace su aporte”, dijo Kodama sobre esa amistad. “Hablo en presente porque tal vez el diálogo continúa en algún punto del universo”.
Via: Revista Arcadia