El primer respaldo digital del mercado con sensor CMOS presume de velocidad y control del ruido. Lo comprobamos en este experimento de street photography.
Aunque el principal debate entre los aficionados a la fotografía callejera suele ser si es mejor usar un móvil o una cámara, nosotros hemos decidido elevar un poco el tono de la discusión: ¿y si nos vamos de paseo con un respaldo digital de 50 megapíxeles?
Un experimento más curioso que lógico, pero que en realidad tiene su fundamento: estamos hablando del Phase One IQ250, el primer respaldo del mercado con un sensor de tipo CMOS. Un cambio respecto a los CCD usados hasta ahora en este segmento, que se traduce en una mayor velocidad y una sensibilidad de hasta 6.400 ISO, impensable en las generaciones anteriores.
Montado en una Phase One 645 DF+ con un objetivo Schneider Kreuznach 80 mm f2.8, hemos improvisado una sesión fotográfica disparando a pulso y aprovechando todos los automatismos de este equipo parar trabajar como si se tratara de una cámara convencional. Y en cierto modo lo es, solo que más grande y algo más cara: su precio ronda los 25.000 euros.
Poco habituados a trabajar con este tipo de equipos, la calidad que ofrece el nuevo CMOS de 32,9 x 43,9 milímetros y 50 megapíxeles seguro que sorprende a más de uno. No tanto por el nivel de detalle que brinda al ampliar las imágenes –pese a la trepidación por disparar a pulso y usando velocidades poco recomendables-, sino sobre todo a la hora de procesar los RAW y jugar con el rango dinámico.
Pese a los automatismos ofrecidos, la pantalla táctil, la conexión Wi-Fi o la previsualización Live View, el formato JPEG todavía no es una opción. Así que toca disparar en RAW (unos 50 MB por archivo) y revelar con Capture One. Es entonces cuando descubrimos el potencial del captor a la hora de recuperar sombras y luces de la imagen. De hecho, nuestro exceso de entusiasmo con su potencial nos hace acercarnos peligrosamente a la barrera del HDR.
Pero si por algo destaca este IQ250 es por su velocidad y agilidad, siempre comparándolo –claro está- con otros respaldos digitales. Sus 1,2 fotogramas por segundo sonarán a poco a cualquier usuario de compactas o réflex, pero es mucho para un respaldo. O suficiente al menos para atrevernos a capturar una pequeña ráfaga de las acrobacias de un ciclista. Todo improvisado y con la luz que cae al mediodía en Barcelona, pero el potencial para una sesión en condiciones es más que evidente.
El otro pilar de este respaldo y su nuevo CMOS es la sensibilidad. 6.400 ISO es una cifra astronómica para un respaldo digital, teniendo en cuenta que hasta ahora trabajar a 400 ISO ya era casi una locura. Aunque es cierto que en una sesión nadie va a forzar tanto la escena, puestos a probar nos adentramos en el céntrico mercado barcelonés de la Boqueria, subimos la sensibilidad y disparamos.
El ruido está ahí, y también se nota la caída en el rango dinámico, pero a 1.600 ISO nos encontramos con imágenes que aguantan perfectamente la lupa y un revelado un tanto salvaje para recuperar las sombras.
¿Una cámara de formato medio para fotografía callejera? Por qué no. Con el empuje de las cámaras de 35 milímetros de formato completo –cada vez más pequeñas y asequibles- está claro que el formato medio necesita no solo reivindicar su evidente superioridad en cuanto a calidad, sino también salir a la calle y plantar cara allí. Esta Phase One IQ250 se ha atrevido con ello y ha pasado la prueba con nota.
Un experimento más curioso que lógico, pero que en realidad tiene su fundamento: estamos hablando del Phase One IQ250, el primer respaldo del mercado con un sensor de tipo CMOS. Un cambio respecto a los CCD usados hasta ahora en este segmento, que se traduce en una mayor velocidad y una sensibilidad de hasta 6.400 ISO, impensable en las generaciones anteriores.
Montado en una Phase One 645 DF+ con un objetivo Schneider Kreuznach 80 mm f2.8, hemos improvisado una sesión fotográfica disparando a pulso y aprovechando todos los automatismos de este equipo parar trabajar como si se tratara de una cámara convencional. Y en cierto modo lo es, solo que más grande y algo más cara: su precio ronda los 25.000 euros.
Poco habituados a trabajar con este tipo de equipos, la calidad que ofrece el nuevo CMOS de 32,9 x 43,9 milímetros y 50 megapíxeles seguro que sorprende a más de uno. No tanto por el nivel de detalle que brinda al ampliar las imágenes –pese a la trepidación por disparar a pulso y usando velocidades poco recomendables-, sino sobre todo a la hora de procesar los RAW y jugar con el rango dinámico.
Pese a los automatismos ofrecidos, la pantalla táctil, la conexión Wi-Fi o la previsualización Live View, el formato JPEG todavía no es una opción. Así que toca disparar en RAW (unos 50 MB por archivo) y revelar con Capture One. Es entonces cuando descubrimos el potencial del captor a la hora de recuperar sombras y luces de la imagen. De hecho, nuestro exceso de entusiasmo con su potencial nos hace acercarnos peligrosamente a la barrera del HDR.
Pero si por algo destaca este IQ250 es por su velocidad y agilidad, siempre comparándolo –claro está- con otros respaldos digitales. Sus 1,2 fotogramas por segundo sonarán a poco a cualquier usuario de compactas o réflex, pero es mucho para un respaldo. O suficiente al menos para atrevernos a capturar una pequeña ráfaga de las acrobacias de un ciclista. Todo improvisado y con la luz que cae al mediodía en Barcelona, pero el potencial para una sesión en condiciones es más que evidente.
El otro pilar de este respaldo y su nuevo CMOS es la sensibilidad. 6.400 ISO es una cifra astronómica para un respaldo digital, teniendo en cuenta que hasta ahora trabajar a 400 ISO ya era casi una locura. Aunque es cierto que en una sesión nadie va a forzar tanto la escena, puestos a probar nos adentramos en el céntrico mercado barcelonés de la Boqueria, subimos la sensibilidad y disparamos.
El ruido está ahí, y también se nota la caída en el rango dinámico, pero a 1.600 ISO nos encontramos con imágenes que aguantan perfectamente la lupa y un revelado un tanto salvaje para recuperar las sombras.
¿Una cámara de formato medio para fotografía callejera? Por qué no. Con el empuje de las cámaras de 35 milímetros de formato completo –cada vez más pequeñas y asequibles- está claro que el formato medio necesita no solo reivindicar su evidente superioridad en cuanto a calidad, sino también salir a la calle y plantar cara allí. Esta Phase One IQ250 se ha atrevido con ello y ha pasado la prueba con nota.
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