''Y aquí estoy, pudriéndome en una alcantarilla, solo. No
soy ni la sombra de mi patético pasado, mi crimen era como un abismo en mi
espalda, como ese instante de los dibujos animados en que la gravedad espera
que el coyote se de cuente de lo que ha hecho antes de caer por el precipicio,
la única opción es mirar a la muerte y hacerle frente…''
''No lo se. Me engañaron…pero aquí estoy, hundido en una
ciudad donde los ricos se las ingenian para mirar por encima del hombro
constantemente a los pobres, donde el lujo, la buena vida y las drogas de
diseño chocan de forma ciega con la realidad de la ciudad, una ciudad que se
pudre, la sangre en sus calles se mezcla con polvos blancos, droga, corrupción,
delincuencia… y yo aquí, en medio de todo y de nada, perdido… prefiero mil
veces un tiro en la nuca antes que consumirme lentamente, es solo otra noche
lluviosa…''
Max Payne ha despertado, tras casi una década consumiéndose
en bares y compadeciéndose de si mismo ha vuelto, ha vuelto el personaje, la
vuelto la esencia, ha vuelto el primer videojuego de acción con un protagonista
creíble adaptado a los tiempos que corren de la mano de RockStar y Dan Houser.
Max despierta y nos muestra su vida, ahora trabaja como
guardaespaldas privado para una familia muy poderosa en Brasil: los Branco.
‘’Me dan asco, pavoneando sus plumas en una ciudad que se pudre y muere, me dan
igual pero a la vez he de cumplir mi cometido, protegerlos, aunque el gran
logotipo que figura en mis cheques se esté viniendo abajo…’’ Con el trascurso
de la historia veremos que lo que Max siente a esa familia cambia, se compadece
y sea por motivos personales o porque a fin de cuentas es el héroe, seguirá
adelante con su misión, cueste lo que cueste.
Max Payne 3 es un videojuego redondo en todos los apartados,
no hay nada resultado del azar, todo está sumamente cuidado. Cuando comenzamos
el videojuego puede parecernos que es una posición cómoda, somos Max Payne y
nuestro trabajo será fácil, proteger a una familia con recursos para pagarnos
de bandas y maleantes de poca monta, sin embargo la situación personal de Max
es una bien distinta, estamos en un charco de mierda del que no podemos huir,
nos vamos hundiendo cada vez más y ya en el principio nos alcanza la barbilla.
No tiene nada que perder, es más da la sensación de estar deseando perder lo
único que le queda…