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Sucre y La Paz: las dos capitales de Bolivia

Conociendo las capitales de Bolivia



En todos los libros de geografía (o “Sociales”, como se llamaba en mi época de EGB) pone que la capital de Bolivia es La Paz. Lo que pocos saben, entre ellos nosotros hasta hace poco, es que realmente Sucre es su capital constitucional (y sede del órgano judicial), aunque La Paz es la sede de los órganos ejecutivo, legislativo y electoral. Y para liarnos aún más, la ciudad con más habitantes es Santa Cruz de La Sierra, uno de los centros económicos del país. ¡Todo un jaleo! En cualquier caso, los habitantes de Sucre no están muy contentos de que en 1898, La Paz fuera nombrada capital de facto, e incluso de habla de plantear un referéndum para volver a traer todos los órganos de gobierno a la ciudad…

Capitalidades aparte, llegamos a Sucre desde Potosí en un taxi compartido, y en menos de 3 horas estábamos en la ciudad. Era un domingo, día en que la ciudad está irreconocible puesto que apenas hay coches por la calle, y la mayoría de comercios y restaurantes están cerrados. No nos importó demasiado, porque gracias a eso descubrimos el restaurante “El Mirador”, situado en lo alto del cerro de la Recoleta; uno de los pocos que abren en domingo, y donde preparan unas abundantes y deliciosas pastas (también unos copiosos desayunos, aunque eso no lo descubriríamos hasta el último día).

Sucre es una ciudad agradable para pasear, cuyo centro con casitas bajas recuerda más a un pueblo que a una capital. Parece ser que también es un popular destino para aprender español, por lo que abundan las academias de idiomas. Y para nuestra sorpresa, también hay numerosos y deliciosos restaurantes y cafés.

Durante las 4 primeras noches, en las que nos quedamos en el hostal “La Dolce Vita”, nos dedicamos a recorrer a pie la ciudad, y visitar los lugares más turísticos: La Recoleta, la Casa de la Libertad, el mercado municipal, el museo de arte indígena, el convento de San Felipe Neri (desde cuyo campanario hay unas vistas impresionantes de la ciudad)…

Precisamente en este hostal conocimos a unos franceses que nos demostraron que nuestro viaje es de lo más normalito del mundo: ellos viajan durante 16 meses (el mismo tiempo que nosotros), desde Canadá a Buenos Aires, ¡en bicicleta y tienda de campaña! Pero, por si esto no sonaba lo suficientemente atrevido, os contamos la siguiente parte: la pareja viaja con 3 hijos, de 10, 8 y 6 años… ¡Ahí queda eso!

La última noche nos mudamos a casa de Doris, la madre de nuestra amiga Lilyan (a quien conocimos en nuestra estancia en La Palma), quien nos invitó a quedarnos con ella. ¡Muchas gracias por vuestra hospitalidad! Esos últimos días aprovechamos para ir a ver un espectáculo de baile folklórico en “Orígenes” (que curiosamente quedaba justo enfrente de casa de Doris), y al día siguiente, y ya que nuestro autobús no salía hasta la noche, fuimos al cine, algo que no hacíamos desde La India.

Campanario en San Felipe Neri 

Una sueca en el mirador de la Recoleta 

Claustro en el museo de la Recoleta

Pero todo lo bueno se acaba, y llegó el momento de tomar un nuevo autobús nocturno en dirección a La Paz. Los días antes hubo un bloqueo de carreteras, así que no estábamos seguros de que nuestro autobús saldría; afortunadamente el día antes, el bloqueo de carreteras (una manera común de reivindicación en Bolivia) terminó y nuestro autobús, esta vez con baño, salió en hora, y a las 8 de la mañana del día siguiente, con un frío tremendo (a pesar de que nos habían dado una manta), entrábamos en La Paz, a más de 4.000 metros de altura.

Los primeros días en La Paz aprovechamos para conocer el centro, el mercado de las brujas (donde uno puede conseguir cosas tan variopintas como fetos de llama), la plaza con su catedral… También nos hicimos aficionados al “café del mundo”, abierto por una chica sueca, y pudimos tomar las típicas bolas de chocolate del país nórdico.

El tercer día hicimos una excursión a la montaña “Chalcantaya”, a más de 5.000 metros de altura, pero como ese día nevó tuvimos que volver antes de lo previsto. La excursión terminaba en el pintoresco “Valle de la Luna”, donde la erosión ha dejado una multitud de formas curiosas sobre el terreno de arcilla.

Al día siguiente llegó nuestra amiga Olivia, a quien habíamos conocido en Calafate, y que había estado visitando Colombia y Ecuador. Con ella vamos a viajar los próximos días en Bolivia; ¡siempre es agradable ver caras conocidas!

Para evitarnos un mínimo de 20 horas en autobús por una carretera sin asfaltar, decidimos tomar un vuelo a Rurrenabaque (de sólo 35 minutos), donde vamos a pasar unos días en plena selva amazónica. No nos va a importar nada pasar un poco de calorcito, ¡ya va siendo hora!

Precios medios:

  • Cena y espectáculo en Orígenes (Sucre): 14 Euros
  • Autobús de Sucre a La Paz (12 horas, cama): 15 Euros
  • Superdesayuno en Sucre: 3,5 Euros
  • Feto de llama en La Paz: no se nos ocurrió preguntar
  • Excursión a Chalcantaya-Valle de la Luna: 12 Euros
  • Bola de chocolate: 70 céntimos