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Los zombies existen en la naturaleza

Hormiga Zombie
HAY HONGOS CAPACES DE ZOMBIFICAR INSECTOS


Los humanos sentimos una extraña atracción por todo aquello que nos atemoriza. Y en la colección de temores recurrentes, además de vampiros y alienígenas, los zombies ocupan un lugar destacado. Cuentan con una auténtica legión de fans, y para la industria del entretenimiento son un filón la mar de rentable, especialmente en la actualidad.

¿Y por qué demonios dan miedo seres irracionales, lentos, torpes y con una actividad física y racional más que deficiente (salvo en Guerra Mundial Z, la última de Brad Pitt, donde de torpes tienen poco)? Por su aspecto, por su olor, porque quieren comernos vivos y por lo que representan. Los zombies por sí solos no son peligrosos, sino que se vuelven peligrosos en grandes grupos, acechándonos. ¿Cuestión de moda? No, cuestión de psicología: en periodos de crisis profunda como la actual la idea del apocalipsis nos alivia (tendemos a pensar eso de ‘fíjate, podríamos estar peor’) y los cuentos de zombies nos reconfortan (eso de la victoria del individuo sobre la masa tiene una fuerte carga simbólica).

No sólo se estudia de ellos la vertiente psicológica, o la física (la idea recurrente de una infección vírica que reactiva el cerebro con una única misión). También en el plano matemático, por aquello de hacer proyecciones sobre cómo de rápida sería la propagación de un contagio zombie a través de modelos numéricos (ojo, que el estudio es serio).

Pero es que los zombies existen. El caso más conocido es el del hongo Ophiocordyceps unilateralis, que afecta a las hormigas. Las emborracha, en apariencia: se vuelven solitarias y torpes, dejan de ir al hormiguero, se caen al intentar trepar… pero sus consecuencias van más allá. Las hormigas infectadas empiezan a sufrir deformaciones en sus mandíbulas, al anochecer mordisquean compulsivamente hojas hasta que consiguen que brote líquido que las deja pegadas a ellas y, finalmente, mueren.

Nada de esto es voluntad de la hormiga zombie: es un proceso dictado por el hongo con el fin de que el cuerpo de la hormiga se pegue a la hoja, desde la que, una vez muerta, lanzará sus esporas para desarrollarse en nuevos huéspedes zombificados. Por el camino, el cuerpo del huesped se habrá vuelto espinoso, o una especie de antena habrá crecido en su cabeza.

Terrorífico, ¿verdad?

Pues de esa especie de hongo hay más de cien variedades, descubriéndose constantemente nuevas que no sólo afectan a las hormigas, sino a muchísimos tipos de insectos. De hecho, este tipo de hongo tiene sus propios hongos enemigos. Toda una guerra zombie.

Así que esto es como lo de la gripe aviar: esperar con miedo a que haya un salto de contagios de los animales a los humanos, o de las plantas a los humanos, como pasaba en ‘El incidente’… algo que seguramente nunca pasará. Pero por si acaso, alternativas para prepararnos ante tan fatídicos hechos hay muchas: desde juegos en vivo con armas de peso y efectos reales y un montón de actores haciendo de zombies, hasta apps para hacer running simulando huir de ataques de zombies, hasta tests para saber si sobrevivirías en caso de infección o una guía paso a paso para sobrevivir si es que no superas el test.

Tú, por si acaso, desconfía de humanos a los que veas actuar raro. Quizá sea el exceso de alcohol en estas fiestas… pero no vaya a ser otra cosa.